Los sucesos y el misterio ahora se llaman true crime en el podcast

El periodismo de sucesos siempre ha sido del gusto de la audiencia. Ahora, buscando neologismos apoyados en anglicismos, se le llama true crime.  Cuando se sitúa en el escenario del audio, concretamente del podcast, se convierte en uno de los géneros que más interés despierta, a juzgar por las audiencias de las principales plataformas. Entre los mejores 10 podcasts de 2021 para Amazon y Apple Podcast se sitúa Criminopatía. ¿Por qué interesa el true crime, los sucesos, el misterio por encima de otros géneros? En el diario El País de este fin de semana, Vicente Garrido, experto en psicología y criminología, aseguraba que  “el ser humano está diseñado para que se interese por todo aquello que amenaza su supervivencia, el crimen está asociado- dice- a nuestro ADN evolutivo”.

El suceso interesa si la historia reúne todos los ingredientes necesarios: un crimen (si es mediático, mejor), una víctima indefensa (las víctimas siempre lo son, por eso son víctimas), un asesino sin escrúpulos (los asesinos nunca los tienen, por eso son asesinos), un caso con dudas abiertas (malditas siempre dudas), con sentencia judicial, o no, de por medio. Con mucho ruido social, de ese que mueve a la masa a pedir cambios de leyes, reformas universales o pactos de estado que nunca se aplican. Lo más importante para hablar de éxito, es que a la audiencia le atrae el mal y le repugna de forma cognitivamente disonante, es decir, a partes iguales. En España la tasa de delincuencia no es la más alta de nuestro entorno, quizás por eso cada crimen, de los 206 al año que hay en España, que consigue la atención de los medios, se convierte un poco en lucha  de cada ciudadano que lo hace suyo y se erige, sin citación judicial, en miembro de jurado popular voluntario.

Resumiendo mucho: es el morbo lo que llama nuestra atención. El periódico decano de sucesos El Caso, llegó a vender más de doscientos mil ejemplares en la España de 1962.

Resumiendo mucho: es el morbo lo que llama nuestra atención. El periódico decano de sucesos El Caso, llegó a vender más de doscientos mil ejemplares en la España de 1962. Sesenta años después no existe una especialización en los medios, pero el audio sí que ha encontrado un nicho donde ahorcarse (nunca mejor dicho). La radio tiene su hueco para los sucesos siempre como sección que se anuncia a bombo y platillo en todo programa que se precie para sacar pecho de periodismo de investigación («Territorio Negro» en Julia en la Onda de Onda Cero con Marlaska y Rendueles se convierte en podcast para Podimo);  los diarios mantienen las secciones con los periodistas que logran tener todavía una buena agenda de contactos en policía y juzgados, pero poco más.

Yo he venido a hablar de audio

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La eclosión del podcasting, precisamente empezó con el true crime por bandera con Serial (2014), del que ya se ha hablado tantos millones de veces como descargas obtuvo en pocos días y visitas sigue recogiendo. Pero el género ha evolucionado por los derroteros insospechados de la creatividad. Una alumna del Máster de radio que dirijo, expresaba su interés por el género porque le encanta la recreación sonora de la maldad humana “Se oye el crujir de los huesos y cómo le apuñalan”, decía abriendo mucho los ojos. Ese “chof chof” más seco o jugoso dependiendo del tipo de cuerpo, interpela al lado más oscuro que todos tenemos. Conseguir este proceso es meritorio solo a través del sonido, sin una imagen que apoye la acción. Claro que no se puede hacer tampoco de cualquier manera; hay que hacerlo muy bien para crear en el escuchante la sensación de pertenencia a un club donde puede descubrir en primera persona qué pasa en torno a un crimen.

Ahora mismo, quien está haciendo uno de los mejores productos de este estilo es El Extraordinario con “Crímenes. El Musical” de la periodista Mar Abad.  Son siete episodios donde se recogen siete de los crímenes más sonados del siglo XIX. Lo interesante de este proyecto, además de las historias, es la narrativa y el manejo del lenguaje sonoro que se completa con un montaje de encaje de bolillos en decibelios. A ver cómo lo cuento sin destriparlo. Los crímenes están documentados en la prensa del momento, en sentencias judiciales y las investigaciones de la época. La autora, una de las más brillantes creadoras de audio en España, ha elegido tres capas narrativas que conjugan y se entremezclan para compensar las sensaciones que este tipo de información despierta, para fomentar la atracción cuando la acción del desgarro emocional nos repugna.

Capa narrativa 1: El caso. El host, Mar Abad, introduce la historia como narradora. Nos lleva de la mano por el escenario del crimen con los personajes que interpretan las historias y sus situaciones. Con una ambientación acertada y completa, que describe, sitúa y argumenta los hechos.

Capa narrativa 2: Los expertos. Forenses, criminólogos, psicólogos analizan de forma paralela la incipiente investigación científica que en esos momentos del siglo XIX no permitía sacar conclusiones certeras para resolver un crimen como hacemos en el siglo XXI.

Capa narrativa 3: Los efectos y la música. Se ha creado una narrativa musical propia, con canciones originales compuestas e interpretadas a modo de musical de Broadway o Gran Vía. Canciones que empastan con la música habitual al más puro estilo neoyorquino. Esa música es como el hilo de oro que hilvana las tres capas narrativas. Por supuesto hay “chof, chof”, huesos fracturados, retorcidos, cuchillos, hachas y un sinfín onomatopéyico digno del género.

La ironía, la carga de humor que provoca el uso de una música cómica en un destello de amargura irracional, permite descargar la intensidad del asesinato e incluso empatizar con la situación como cuando no podemos evitar reírnos a pesar del drama. Es magistral el montaje de Andrés Quesada.

Los criminales históricos y actuales, dice Vicente Garrido, tienen en común “un fuerte componente narcisista, porque supone una confianza extraordinaria en uno mismo, aunado a un sentimiento de superioridad sobre los demás y, por consiguiente, con el convencimiento de que uno tiene derecho a usar los medios que precise para conseguir sus fines”. Siguiendo esta estela que deslumbra en el audio pero con una creatividad desarrollada por otros derroteros no pierdas de oído “El rey del cachopo” o “Las dos muertes de Javier Ardines” grandes podcast periodísticos, “Criminalmente” de la jurista, criminóloga y profesora universitaria Paz Velasco de la Fuente, con una historia y poco o ningún recurso sonoro,  o   “Caso criminal», en Podimo también, recoge casos criminales con todos esos ingredientes analizados como el Caso Orantes, Bretón,  Asunta o Nevenka pero sin ningún derroche sonoro. Es curioso como el más escuchado del género «Criminopatía» de la escritora Clara Tíscar te tiene enganchado, si te gusta, casi una hora con cada caso solo son su voz susurrante sobre algo de música. Básico y con éxito.

Nacidos de los medios tradicionales está “Dossier Negro” un podcast de La Vanguardia o “Crims” de TV3, que ha conseguido eclosionar hacia el podcasting transmedia. Pero eso ya es tinta de otro post.

¿Qué opinas de este género? ¿Te interesa? Comparte más títulos que te hayan gustado. Te leemos.

Fotos de pixabay y el extraordinario


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