Viendo una serie de televisión, concretamente Supergirl que les encanta a las niñas, la Jefa protagonista, Calista Flockhart, más conocida por las que tenemos una edad como Ally MacBeal (como nos gustaba ¿eh?), utilizaba un argumento que me encantó.
La candidata al puesto de su asistente se vendía de forma estupenda para ocupar su puesto y ella muy cabreada con los ojos en blanco venía a decir algo así como que estaba harta de los Millenials. Esta generación de jóvenes con los que los padres han trabajado tanto la autoestima que creen que se la saben todas, y son capaces de enfrentarse a cualquier problema sin conocer la historia del mismo. Me encantó porque nosotros somos esa generación como Calista que lo vemos cada día con los becarios que llegan a nuestras empresas, con la gente joven que nos rodean. Pero a su vez somos los encargados de educar una nueva generación de Millenials que ha de comerse el mundo, si les dejan.
Perseguir la felicidad es su máxima vital porque sus padres lo han trabajado mucho y ahora estos jóvenes a sus veintitantos años están enfrentándose a sus primeros empleos con una gran formación, preparados con un gran baremo de títulos y con muchas expectativas. No quieren perder el tiempo en trabajos que no les satisfagan y por lo tanto su nivel de exigencia cuando eligen el trabajo es importante. Las empresas se han dado cuenta y por ello son muchas las que incorporan un Departamento de Felicidad a sus organigramas. Los antiguos Departamentos de Personal o de Recursos Humanos se convierten en Gestores de Felicidad.
Con un Jefe de Felicidad que tiene que velar porque sus empleados encuentren cada mañana un motivo por el que ya no sólo levantarse e ir a trabajar, sino hacerlo con una sonrisa de satisfacción.
David Montes es el creador de la empresa Cyberclick, una de las empresas españolas que ha estado durante varios años el Ranking de empresas Great Place to work. “Yo me hice emprendedor porque quería dejar atrás todo lo que no me gustaba de la empresa tradicional donde estaba” David además ha escrito un libro La empresa más feliz del mundo para explicar que es posible crear un ambiente de trabajo donde el empleado se sienta realmente realizado con lo que hace. En esta empresa involucran a los empelados en los objetivos anuales, deciden en la selección de personal y hacen muchas acciones para compartir el tiempo de ocio y crecer juntos como personas a la vez que el trabajador lo da todo por la empresa. David asegura que esta generación de profesionales que quieren captar son exigentes y quieren una empresa donde sentirse mejor. Si ellos son felices la productividad de la empresa es mayor y el empresario sale ganando.
En poco más de diez años nuestros hij@s estarán en el mercado laboral. Lo que hagamos ahora con su educación repercutirá en la sociedad del futuro.
Esta generación quizás no tendrá que decir nunca más eso de #yonorenuncio porque estas empresas, pocas todavía, tienen libertad de horario y mucho teletrabajo lo que permite conciliar y trabajar sin renunciar a una carrera profesional. Por todo ello digo yo, padres y madres de adolescentes vamos a seguir en ese camino. En el camino de la corresponsabilidad hay que enseñar a niños y niñas que la formación académica es importante, pero también la formación emocional, la formación espiritual sea cual sea. Enseñarles a limpiar un baño, a hacer una tortilla, a ordenar un armario sean chicos o chicas les ayudará en su desarrollo. Todo ello les hará personas adultas que mejoren y hagan mejorar el ambiente de trabajo, que destierren ese lema de “vivo para trabajar” por el todavía inalcanzable “trabajo para vivir feliz” Porque se amarán compartiendo jabón ecológico para fregar los platos o disfrutando de una buena cena romántica. Porque si seguimos trabajando buscarán la felicidad en las pequeñas cosas que les rodean. No la felicidad edonista, sino la felicidad que les hace completos como personas y profesionales, pero por favor, por ese orden.
¿Qué piensas sobre este tema? ¿Cómo trabajas tú con tus hijos?