Desde hace tiempo los datos no dejan duda. El maltrato en parejas jóvenes, adolescentes, es cada vez más habitual. También se ha detectado dónde radica el problema: en la violencia de control. Según el último estudio uno de cada tres jóvenes de edades entre 15 y 29 años considera inevitable y aceptable controlar los horarios de la pareja, impedir que la novia/novio vea a sus amistades, no permitir que la pareja estudie o trabaje o decirle lo que puede o no puede hacer.
He preguntado a los jóvenes y me confirman que es frecuente que esto ocurra. Javier tiene 16 años y me cuenta como alguno de sus amigos ve normal controlar por las redes sociales y watshap a la chica, “nos enteramos porque lo hacen delante de nosotros. Yo cuando he visto a algún amigo hacerlo le he explicado que eso no está bien. Muchas chicas aceptan por lo que pueda pasar y otras dicen que no quieren seguir”.
Para Laura de 23 años, las cosas son de otra manera. “Le dicen que la chavala es suya y a ella le parece romántico, a veces se utiliza el tema de los celos para avivar la relación y eso es un error. Cuando tienes catorce años y no controlas, se te puede ir de las manos”. Laura dice que ha tenido suerte porque nunca le ha pasado, pero ha visto a amigas inmersas en esas relaciones y que ese control es motivo de ruptura. Cree que hay chicas que interpretan ese control como si fuera el motor de su amor: me quiere y por eso me controla.
Una campaña del gobierno pretende cortar con estos comportamientos que pueden ser el germen de la violencia machista en adultos. Si trabajas con chavales, tienes hijos o simplemente eres educador haz que circule porque es la única manera de frenarlo.
Los celos siempre han existido y las relaciones tóxicas también ¿Te acuerdas cuando tenías 17 años? Ahora las redes sociales complican todo un poco más. Hay dos enfoques del problema sobre el que me gustaría centrarme y crear debate.
Uno es la hipersexualización de la infancia. Un grupo de psicólogos cree que el valor social de la mujer vuelve a medirse por el deseo sexual que despierta y las chicas han captado ese mensaje. Los expertos creen que los jóvenes cada vez mantienen relaciones más precoces sin saber gestionar sus emociones. Ese mensaje las obliga a fotografiarse en ropa interior, en posturas adultas o miradas provocadoras como si fueran mayores. Algo que recientemente ha creado polémica con el juez Emilio Calatayud. En esa lucha por evitarlo estamos los padres. Y ya pongo por delante que no es fácil, a mi me cuesta hacérselo ver. Los psicólogos dan muchos mensajes pero yo me quedo con este:
Reforzar aspectos no físicos o estéticos, como las habilidades y cualidades personales. Generando una identidad y autoestima segura, basadas en áreas que están bajo el control de la persona.
Hablando de este tema con María Solano de Hacer Familia, me hacía una reflexión muy interesante. Desde la educación en la igualdad y le ideología de género se ha desterrado aspectos importantes en la educación en familia. Cuántas veces has oído o te han dicho: “a las niñas no se las pega, se las cuida”. Esta expresión se ha convertido en maldita para las nuevas generaciones porque denota la superioridad masculina de un varón, que casi no anda pero varón, sobre una especie de jarrón de cristal con un lazo en la cabeza que acaba de empezar a andar. Se ha desterrado, se ha obviado, pero no se ha sustituido por “no se pega a nadie, se respeta a los niños y a las niñas”. Ese sentimiento de protección de un ser humano a otro se ha perdido. En nuestras manos está revertir la situación porque la violencia machista se evita desde la guarde.
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