Yogures prebióticos y probióticos caseros

Por petición popular- me lo han pedido varias seguidoras- te voy a explicar la manera sencilla de hacer unos yogures caseros probióticos. Nuestro organismo necesita reforzar la flora intestinal, es aquí donde empiezan muchos de los problemas y las enfermedades que pueden afectar al sistema inmunológico. Las bacterias buenas,   hay que alimentarlas correctamente en nuestro intestino. En la mayoría de las dietas anticáncer se valora muy positivamente la ingesta de yogures probióticos y prebióticos. Este tipo de alimentos favorecen la presencia de linfocitos en sangre que pueden luchar contra células denominadas anormales. Los microorganismos buenos llegan al colon y le protegen. El estreñimiento, los gases o la hinchazón pueden ser algunas señales para interpretar que algo está pasando que necesitamos mejorar nuestra flora intestinal. Investigando un poco sobre este tipo de alimentos también he comprobado que algunos estudios relacionan el buen estado de la flora intestinal con las emociones. No soy una experta, pero muchas lesiones físicas, según mi fisio, incluso provienen de aquí.

Lo que yo te propongo  es que elabores tus propios yogures de manera muy fácil y lleno de probióticos beneficiosos. Mi endocrina la doctora Gema Godoy me ha recomendado esta marca de probióticos PRODEFEN con los que elaboro mis yogures, los compro en la farmacia pero en el herbolario también puedes encontrar otras marcas. Ella me recomienda esta marca por las cepas que contiene. Los intercalo con Kéfir que también es otra fuente maravillosa de beneficios para nuestra flora intestinal. Tiene poder desintoxicante, regenera la flora y estimula las defensas naturales. Tanto el yogur como el kéfir favorecen al digestión y evita el estreñimiento. Eso sí, te recomiendo que para un mejor efecto los tomes fuera de las principales comidas, mejor a media mañana o media tarde, o bien como desayuno y cena acompañado de frutas o semillas.

El Kéfir puedes cultivarlo tú pero, o sois muchos en casa para comerlo constantemente, o al final no sabes que hacer con tanto porque cada día va creciendo, va aumentando su tamaño. Por eso yo prefiero utilizar el kéfir en polvo liofilizado que tiene las mismas funciones y beneficios y es mucho más cómodo.

Tanto si tienes yogurtera como si no, lo puedes hacer fácilmente. Te explico.

Ingredientes: 1 litro de leche, medio sobre de probiótico, y un poco de azúcar.

No necesitas mucho azúcar porque no están tan ácidos pero si es verdad que echando una cucharada facilitas que las bacterias crezcan porque se alimentan de esos  azúcares. Editado: últimamente los hago sin azúcar y con vainilla para quitarles la acidez.

Calienta la leche con el azúcar pero que no pase de 40 grados. Mezcla bien con una batidora, añade el prebiótico cuando esté templado y vuelve a mezclar. Rellena unos botes previamente esterilizados (sumergidos en agua hirviendo unos minutos). Es muy importante que no los toques con las manos y que todos los instrumentos que utilices (batidora, Thermomix…) estén muy limpios, si no puede que las bacterias no prosperen). Si tienes la yogurtera, los dejarás durante doce horas que se haga el yogur y  luego otras seis horas en la nevera. Recuerda que cuando hagas yogur con el prebiótico puedes preparar otras dos tandas de yogur sólo con un yogur de los que tú has hecho, aquí no le echarás a la leche el probiótico de sobre (lo elaboras con tu yogur «madre»). A la tercera va perdiendo microbacterias y conviene renovarlo. Con el Kéfir pasa igual.

Si no tienes yogurtera coge una fuente de cristal o cerámica que aguante horno, en ella meterás los tarros llenos con la mezcla, cada tarro tapado con papel Albal. A su vez tapa la fuente con Albal y ponle un trapo por encima. Mientras haces esto puedes calentar el horno hasta 100 grados. Después lo apagas y dejas tu «yogurtera» dentro del horno durante 12 horas. El resultado es el mismo.

Como ves en la foto también puedes hacerlo directamente en el tetrabrick si tienes yogurtera. Es genial si te vas de viaje y quieres transportar de manera segura el yogur para dárselo a los niños sin que se derrame nada.

Puedes hacerlo con todo tipo de leche, pero la que mejor queda es la de vaca entera o semi, ecológica. Los yogures vegetales salen muy ricos pero espesan menos que la leche de vaca, te va a salir más líquido aunque con todas las propiedades. Incluso te aconsejo para un mejor resultado que lo dejes unas 14 horas fermentando. En la nevera te duran unos cinco o seis días, aunque están tan buenos que no se pasará la fecha de caducidad.

Es mucho más barato que los prebióticos y probióticos  que venden en el super, es más gratificante comer algo que has preparado tú mismo y lo que decía aquel anuncio: lo hecho en casa sienta mejor y sabe a gloria.

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